Por Celeste Lucca
Cómo podría intentar expresar con palabras la sensación…
Temblar por dentro, que se erice hasta el último cabello de la base de mi nuca; que necesite contener la respiración, cerrar los ojos y permitirle a las lágrimas vencer las barreras de mis párpados…
Un llanto solapado, lento y anónimo.
Uno más que busca (¿inútilmente?) que tantas aberraciones no hayan sucedido…
Un llanto que grita perdón sin emitir sonido alguno…
Perdón pues tanto dolor fue causado por personas a las que no puedo evitar sentir parte de mí… por ser parte del pasado que, inevitablemente, me ha formado…
Perdón pues ellos fueron la personificación misma, la demostración viviente de que poseemos en nuestro interior lo mejor y lo peor de la humanidad…
Perdón pues asesinaron a otros que no fueron míos, pero lo son y lo serán para siempre…
Perdón pues se arrepintieron… y demasiado tarde…
Perdón pues no se arrepintieron nunca…
Perdón pues pervirtieron a tantas personas a las que sin llegar a comprender por qué, nunca podré dejar de amar… y su dolor, sus marcas, sus gritos, su lucha, sus vidas… sus muertes me hacen quién soy…
A pesar de no considerar justo expresar estas atrocidades con palabras, lo hago.
Si callamos, no luchamos… nos volvemos cómplices.
NUNCA MÁS
Temblar por dentro, que se erice hasta el último cabello de la base de mi nuca; que necesite contener la respiración, cerrar los ojos y permitirle a las lágrimas vencer las barreras de mis párpados…
Un llanto solapado, lento y anónimo.
Uno más que busca (¿inútilmente?) que tantas aberraciones no hayan sucedido…
Un llanto que grita perdón sin emitir sonido alguno…
Perdón pues tanto dolor fue causado por personas a las que no puedo evitar sentir parte de mí… por ser parte del pasado que, inevitablemente, me ha formado…
Perdón pues ellos fueron la personificación misma, la demostración viviente de que poseemos en nuestro interior lo mejor y lo peor de la humanidad…
Perdón pues asesinaron a otros que no fueron míos, pero lo son y lo serán para siempre…
Perdón pues se arrepintieron… y demasiado tarde…
Perdón pues no se arrepintieron nunca…
Perdón pues pervirtieron a tantas personas a las que sin llegar a comprender por qué, nunca podré dejar de amar… y su dolor, sus marcas, sus gritos, su lucha, sus vidas… sus muertes me hacen quién soy…
A pesar de no considerar justo expresar estas atrocidades con palabras, lo hago.
Si callamos, no luchamos… nos volvemos cómplices.
NUNCA MÁS
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